En un rincón al este de la playa Larga, continuación de la playa de Negrete de Calblanque (Cartagena), las doradas arenas de este enclave litoral murciano se acumulan en una duna móvil. El paquete de arenas es potente y está tan vivo que apenas crece vegetación en este lugar concreto.
Me sorprende, aunque no debería hacerlo, porque es una planta especializada, como un cardo marítimo (Eryngium maritimum) sobrevive en lo más extremo de un nicho ecológico tan extremo. Donde crece este cardo en particular sólo hay arenas, mucha arena, muy seca y abrasadora al medio día solar del verano. Otras épocas tampoco son fáciles, cuando llueve el agua percola rápidamente y en los temporales el fuerte viento mueve las arenas y, aquí, en esta duna móvil, no hay más plantas que ayuden a impedirlo -sólo hay que ver la fotografía-. Este cardo marítimo está sólo para evitar ser enterrado, como la primera vez que vi a este ejemplar, se encontraba así, resistiendose a ser enterrado.