Las bulbosas murcianas de las familias amarilidáceas, iridáceas y liliáceas presentan un fruto de tipo cápsula, que se abre en tres valvas, cada una de ellas con un septo longitudinal, que separa dos mitades. Estas fueron la mitad de un lóculo del ovario, que contenía los óvulos, ahora desarrollados y transformados en semillas, tras la fecundación.
La imagen de esta nota podría ser de una más de esas cápsulas, salvo por la particularidad de corresponder a un taxón muy amenazado, el narciso de villafuerte (Narcissus nevadensis subsp. enemeritoi). Los largos pedúnculos de esta planta hacen caer por su propio peso a las cápsulas, que maduran en abril y mayo muy cerca del suelo, con suerte dirigidas hacia el arroyo próximo, en cuyos herbazales vive este narciso. Así, cuando el fruto termina de abrirse, en junio y julio, las semillas pueden caer directamente al cauce y ser arrastradas y dispersadas aguas abajo.
La liberación de las semillas del fruto cierra y completa un ciclo biológico anual en una planta bulbosa. El órgano subterráneo permanecerá latente bajo tierra, salvando la época desfavorable y esperando condiciones ambientales mejores, para comenzar otro ciclo nuevo, meses después.