El argán (Argania spinosa) es un árbol fundamental de la cultura bereber y norteafricana, endémico del territorio sahariano septentrional de Marruecos. Es el famoso arbolillo salpicado de cabras equilibristas del que se obtiene un aceite muy valioso, con tantas propiedades medicinales y hasta cosméticas que ha sido denominado oro líquido.
Su cultivo en España, en concreto en las secas y cálidas tierras del sureste, de condiciones similares a su lugar de origen, no ha arraigado, como sí ha ocurrido con otras especies introducidas en la época de dominación árabe en la Península Ibérica, que aún persisten, quizá porque no sea posible, intentos los ha habido y los sigue habiendo.
De la fascinación que causaba y causa el argán son varios los viejos arbolillos conocidos, centenarios o casi centenarios, resultado de antiguos cultivos puntuales que sí tuvieron éxito, en las provincias de Alicante y Murcia. Los más citados son los ejemplares alicantinos, hasta hace unas décadas los únicos españoles, a los que hacían referencia Diego Rivera (1998): «En la Península existe una localidad en la provincia de Alicante, donde sobreviven unos cuantos individuos cerca del mar» y Ginés López (2007): «En Alicante (Rincón de Santa María), no lejos del mar, en lugares pedregosos y fisuras de roca, a unos 60 m de altitud, hay dos ejemplares adultos y varias plantas arbustivas».
Sin embargo, con estás indicaciones sería muy complicado localizarlos porque este grupo de arganes se encuentra –más exactamente– cerca del Hogar Provincial de Santa Faz, e incluso sería necesaria la ubicación precisa para llegar a ellos y al más grande, vigoroso y fructífero de éstos, en la fotografía anterior.
Por otro lado, hasta 2006 no se produce el hallazgo del demasiado tiempo ignorado y hasta la fecha único (y viejo) árgán citado en Murcia, en Molina de Segura, muy cerca de la urbanización El Chorrico, que encontró Rubén Vives de Viveros Muzalé. Aunque se encuentra en buen estado el entorno ha sido severamente alterado, porque incluso a escasos metros se han producido desmontes y terraplenes, lo cual desluce visita y fotografía (la anterior). Además, curiosamente, no fructifica.
No obstante, lo anterior es sólo información, que puede encontrarse en bibliografía y Google, de tal forma que este año, en 2014, era obligada –ya de una vez– la visita a los arganes, a los alicantinos y al murciano, dos salidas de campo pendientes por fin tachadas de la lista, ambas realizadas en muy buena compañía.