Muscari atlanticum, un nazareno diferente
Hace más de una década reparé en un nazareno (Muscari sp.) distinto –al menos esa era la impresión que causaba– a los nazarenos que estaba acostumbrado a ver y había fotografiado en los campos de los Baños de Mula, que eran de la especie Muscari neglectum. Recuerdo que por entonces había comprado la ‘Guía botánica de las sierras de Cazorla, Segura y Alcaraz’ y simplemente por proximidad, porque el nazareno con el que me surgió la duda lo fotografié en Arroyo Tercero (Moratalla), supuse –y estaba equivocado– que quizá podría tratarse de M. cazorlanum.
No disponía de más información y pista alguna que seguir, así que esta duda, como muchas otras, tendría que esperar para ser resuelta, como ocurrió con aquel clavel del Valle de Leiva de Sierra Espuña (Dianthus subbaeticus). Sin embargo, en mayo volví a encontrarme otro ejemplar de este nazareno diferente, también en litosuelos calizos, con inflorescencia alargada y compacta, dientes de las flores inferiores –fértiles– violáceas y aparentemente flores superiores –estériles– más numerosas, que además algunas se presentaban abiertas y no cerradas. En este lugar, en el Puerto de la Tía Lucía, cerca de Fuente Mellinas (Moratalla), también lo fotografíe, pero igualmente aparqué la imagen para, algún día, volver a rebuscar en la bibliografía.
Por suerte, no hubo que esperar mucho tiempo, porque el pasado junio, concretamente el día 17, la obra Flora iberica adelantaba la 5ª entrega de géneros pertenecientes al volúmen XX, y en ésta el borrador del género Muscari, de Víctor N. Suárez-Santiago y Gabriel Blanca. En el rutinario repaso a los nombres de las especies y distribución por provincias, dos novedades para Murcia: Muscari atlanticum y M. olivetorum.
No obstante, determinar con claves una planta sólo con la información que puede extraerse de una fotografía obliga–sobre todo– a la cautela y, además, a solicitar ayuda y otra opinión. Aunque las características más evidentes indiquen que seguramente se trata de Muscari atlanticum, en ambos casos, si no se ha recolectado material [¡error!] es más que posible que no se despejen las dudas hasta nuevas observaciones, por lo que es fundamental optar por la vía –no siempre fructuosa– de escribir al experto, que corroboré que, al menos, la determinación va bien encaminada, como amablemente responde Víctor al poco tiempo de haberle consultado.
En definitiva, «moraleja», resuelve, no importa cuando, cualquier duda botánica que surja y, muy importante, pide ayuda, ahorrarás tiempo e incluso frustración innecesaria si te estás iniciando y no tienes mucha práctica con términos y claves.